Canto de un bando de Verderones (Chloris chloris)
Ha llovido por fín y, la nueva primavera, ha despertado. Entre el secarral y el silencio de marzo, antes de llover, se contraponen los pastos recién crecidos y los cantos de celo de las aves. Me extrañó ver un bando de Verderones (el bando incluía individuos de alguna otra especie, como Cardelinas o Jilgueros (Carduelis carduelis) que cantaban con voces de celo.
Se supone que cuando un ave está en celo abandona el bando para engendrar su propia descendencia, construyendo el nido, efectuando las danzas para atraer pareja, luchando con oponentes, dejándose ver, inspeccionando posibles parejas etc. Entonces, ¿Qué pintaban todavía los Verderones en un bando de machos y hembras, si ya estaban en celo?
Rafa Torralbo, ornitólogo, me apunta que pueden ser muy bien cantos de precelo. Es decir, el cambio hormonal de cada individuo dentro del bando, aparecería progresivamente. El proceso de maduración se inicia principalmente por el aumento de alimento tras las lluvias, que ya estaba a punto debido al alargamiento del fotoperíodo. Yo tampoco descarto un contagio progresivo del canto de celo en el bando, pues este comportamiento de contagio del canto dentro de un bando o dentro de un bosque, lo he observado en numerosas ocasiones.
Así, cuando ya todos los ejemplares de un bando están hormonalmente maduros, se separan para formar cada uno su propia estirpe.
El mismo Rafa Torralbo me comunica que ha avistado a las afueras de Valderrobres un Escribano cerillo (Emberiza citrinella, toma de Naturephoto.cz.eu) bastante raro por estas latitudes y a esa altitud (600 m).
Así mismo, Rafa me indica que ha avistado una pareja de Mochuelo europeo (Athene noctua, foto de granadanatural.com) en las inmediaciones de un olivar, también en las inmediaciones de Valderrobres.
En un momento dado la pareja trató de alejarlo del paraje, con gritos de alarma y acercamientos en posición hostil, supone que debido a la cercana ubicación de su nido. No es el primer Mochuelo avistado este año pues, Bruno Durán, http://geo-pixel.blogspot.com/, fotografió un ejemplar en las inmediaciones de Beceite, también en una campiña arbolada de almendros y olivares.
Se supone que cuando un ave está en celo abandona el bando para engendrar su propia descendencia, construyendo el nido, efectuando las danzas para atraer pareja, luchando con oponentes, dejándose ver, inspeccionando posibles parejas etc. Entonces, ¿Qué pintaban todavía los Verderones en un bando de machos y hembras, si ya estaban en celo?
Rafa Torralbo, ornitólogo, me apunta que pueden ser muy bien cantos de precelo. Es decir, el cambio hormonal de cada individuo dentro del bando, aparecería progresivamente. El proceso de maduración se inicia principalmente por el aumento de alimento tras las lluvias, que ya estaba a punto debido al alargamiento del fotoperíodo. Yo tampoco descarto un contagio progresivo del canto de celo en el bando, pues este comportamiento de contagio del canto dentro de un bando o dentro de un bosque, lo he observado en numerosas ocasiones.
Así, cuando ya todos los ejemplares de un bando están hormonalmente maduros, se separan para formar cada uno su propia estirpe.
El mismo Rafa Torralbo me comunica que ha avistado a las afueras de Valderrobres un Escribano cerillo (Emberiza citrinella, toma de Naturephoto.cz.eu) bastante raro por estas latitudes y a esa altitud (600 m).
Así mismo, Rafa me indica que ha avistado una pareja de Mochuelo europeo (Athene noctua, foto de granadanatural.com) en las inmediaciones de un olivar, también en las inmediaciones de Valderrobres.
En un momento dado la pareja trató de alejarlo del paraje, con gritos de alarma y acercamientos en posición hostil, supone que debido a la cercana ubicación de su nido. No es el primer Mochuelo avistado este año pues, Bruno Durán, http://geo-pixel.blogspot.com/, fotografió un ejemplar en las inmediaciones de Beceite, también en una campiña arbolada de almendros y olivares.
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