Voces del bosque en el valle del río Matarraña. Mayo de 2012.
Si uno pasea desenfadadamente, en lo más fresco de la primavera, por la vera de un huerto de olivos que linda con un bosque de pino carrasco, oye un coro de voces que, como una nube sonora, lo inunda todo. A veces, un canto más potente que otro, nos llama la atención. A veces, es un como un ruido de fondo, musical eso sí. Un piar indistinguible.
Pero si uno (o unos, todos atentos eso sí) trata de distinguir las distintas voces, puede reconocer unos cuantos cantos distintos aunque no sepa a qué ave corresponde.
Y, si se pone a contar las voces distintas que caben en un bosque, se dará cuenta de que son muchas, más de las que nos imaginábamos.
En el siguiente clip se pueden distinguir reclamos y cantos de celo de (aunque no por ese orden, sorry):
Cuco (Cuculus canorus)
Abejaruco (Merops apiaster)
Mirlo (Turdus merula)
Ruiseñor (Luscinia megarhynchos)
Mosquitero papialbo (Phylloscopus bonelli)
Gorrión chillón (Petronia petronia)?
Gorrión molinero (Passer montanus)
Carbonero común (Parus major)
Verderón (Chloris chloris)
Pinzón (Fringilla coelebs)
Una verdadera comunidad invisible que ocupa todos los espacios disponibles desde el suelo (Gorrión), pasando por los arbustos de media altura (Mirlo, Ruiseñor, Verderón), por las copas de los árboles (Cuco, Mosquitero papialbo, Gorrión chillón, Carbonero común, Pinzón), hasta que pasa volando frecuentemente por encima de la masa arbórea (Abejaruco).
Parece que unos técnicos de sonido hubieran distribuido a la perfección sus altavoces para lograr una envolvente musical digna de un espléndido paisaje sonoro.
Por lo demás, las aves ocupan todos los nichos alimentarios que ofrece el bosque, que son muchos, explicando así su abundancia.
Pero si uno (o unos, todos atentos eso sí) trata de distinguir las distintas voces, puede reconocer unos cuantos cantos distintos aunque no sepa a qué ave corresponde.
Y, si se pone a contar las voces distintas que caben en un bosque, se dará cuenta de que son muchas, más de las que nos imaginábamos.
En el siguiente clip se pueden distinguir reclamos y cantos de celo de (aunque no por ese orden, sorry):
Cuco (Cuculus canorus)
Abejaruco (Merops apiaster)
Mirlo (Turdus merula)
Ruiseñor (Luscinia megarhynchos)
Mosquitero papialbo (Phylloscopus bonelli)
Gorrión chillón (Petronia petronia)?
Gorrión molinero (Passer montanus)
Carbonero común (Parus major)
Verderón (Chloris chloris)
Pinzón (Fringilla coelebs)
Una verdadera comunidad invisible que ocupa todos los espacios disponibles desde el suelo (Gorrión), pasando por los arbustos de media altura (Mirlo, Ruiseñor, Verderón), por las copas de los árboles (Cuco, Mosquitero papialbo, Gorrión chillón, Carbonero común, Pinzón), hasta que pasa volando frecuentemente por encima de la masa arbórea (Abejaruco).
Parece que unos técnicos de sonido hubieran distribuido a la perfección sus altavoces para lograr una envolvente musical digna de un espléndido paisaje sonoro.
Por lo demás, las aves ocupan todos los nichos alimentarios que ofrece el bosque, que son muchos, explicando así su abundancia.
Comentarios
Publicar un comentario