Avistando un Milano Negro (Milvus migrans) en la vega del Matarraña, junio 2011

Seguimos camino y, de repente, desde su atalaya no muy lejana (un chopo) de nuestra posición, nos mira tranquilamente un Milano Negro: es el mismo que ocupa este rincón del río desde Marzo. Es puntual en su llegada, a mediados de Marzo, ocupa el mismo tramo de río y campiña, nidifica en el mismo nido, y se irá probablemente, con todos los deberes cumplidos, con su nueva familia, hacia finales de Septiembre.

Quién dice que los animales se mueven caóticamente, que sólo responden a instintos, que son errantes y sin apegos: a mí este milano me recuerda a un honrado padre de familia, que paga hipoteca y acude puntualmente al trabajo con sus maletín (éste tiene trabajo porque ha llovido y hay abundante comida). No tienen tiempo de hacerse muchas preguntas: sobreviven, crian a sus hojos y se van de vacaciones a áfrica 6 meses...conciliación de la vida familiar y laboral, aventuras, viajes, trabajo ordenado cuando se requiere...qué pasa con el complejo de superioridad que tenemos los humanos hacia los animales?

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